Diseño y salud. Investigar es diseñar procesos
22 Jul 2022 /

Diseño y salud. Investigar es diseñar procesos

En un contexto en el que parece que el mundo se debate entre quedarse en el sitio o dar un paso atrás con respecto a los derechos de las mujeres, parece un buen momento para volver a hablar de la importancia de que haya mujeres en la sala.

Trabajar desde una óptica feminista se ha convertido, por algún motivo, en una perspectiva específica mientras que poner a los hombres en primer lugar supone mirar el mundo de forma universal. ¿Quién decidió esto? y ¿por qué muchos años después sigue siendo así?

El poder siempre es el punto de partida: ¿Quién decide sobre qué se investiga? ¿Dónde están los intereses ocultos? ¿Por qué solo se siguen comercializando pastillas anticonceptivas para las mujeres? 

Las innovaciones médicas, entendidas como todas aquellas investigaciones y avances encaminados a mejorar la salud de las personas, deberían de abarcar a TODAS LAS PERSONAS. Este punto es importante, porque a ojos de la ciencia, no siempre se le ha dado la misma importancia a todo el mundo, o por lo menos, no con la misma urgencia.

Si no hay referentes, no habrá investigadoras.

En los libros de texto todavía se nombra a Thomas Hunt Morgan como la persona que descubrió que el sexo estaba determinado por los cromosomas en vez de por el ambiente. Sin embargo, fueron los experimentos de Nettie Stevens en gusanos de la harina los que constataron esta realidad. 

El caso de Rosalinda Franklin fue parecido porque su trabajó llevó a James Watson y Francis Cricks a ganar un premio Nobel por “descubrir” el ADN.

Durante miles de años, la medicina ha funcionado bajo el supuesto de que los cuerpos blancos y masculinos representan a la humanidad como un todo, el problema quizás no sea tanto a quién tener en cuenta o a quién no, sino que como resultado de esta ignorancia recurrente a los cuerpos femeninos, tenemos muchos datos pero todos sesgados. ¿Cuál es el resultado de llevar toda una vida recopilando sólo los datos que interesaban? La brecha de datos de género es una consecuencia directa de la presunción de que lo masculino es universal. 

Hablar de productos cuyo proceso de diseño ha estado sesgado por falta de información es excluyente, pero hablar de diseñar avances en el campo de la salud con un sesgo tan grande no es excluyente sino que es negarles la salud y la integridad física a muchas personas.

Si no hay investigadoras, no habrá datos.

Cuando Tania Boler fundó el entrenador de suelo pélvico Elvie, en 2013, no había datos que mostraran la variabilidad en las vaginas: «Casi no había nada, especialmente si lo comparas con los miles de estudios sobre penes». Lo que supuso una ausencia de datos para poder demostrar que valía la pena financiar su idea. Otra idea al saco de las ideas que no le interesan a nadie.

El libro “La mujer invisible” del que ya hemos hablado en varias ocasiones, expone cómo la sanidad “discrimina sistemáticamente a las mujeres, dejándolas crónicamente incomprendidas, maltratadas y mal diagnosticadas”.

Una vez más, el riesgo que yo veo es sin duda el camino que la medicina va a ir tomando de la mano de la inteligencia artificial. ¿Qué respuestas nos puede dar un test online diseñado a partir de datos sesgados? Historias para no dormir.

La inteligencia artificial en la salud, ¿solución o problema?.

Cuando Apple lanzó con gran ostentación su sistema de monitorización de la salud en 2014, se jactó de tener un monitor de salud “integral”. Podía controlar la tensión arterial, contar los pasos que damos al día, el nivel de alcohol en sangre o incluso la ingesta de cobre y molibdeno. Sin embargo, de entre absolutamente todo lo que estaba incluido en su sistema informático, no vieron importante monitorear el ciclo menstrual.

Podríamos hablar de un despiste si no fuera por el constante olvido de las necesidades de las mujeres. Cuando Apple lanzó Siri, no se olvidaron de que su voz sonara complaciente y femenina pero sí de que este robot pudiera ayudarnos en caso de decir “Me han violado”. Sin embargo, sí que nos ayudaba en caso de avisarle de un ataque al corazón. Supongo que este tipo de situaciones de extrema urgencia que muy eficientemente podrían ser resueltas solo con pedirlo a un robot y que este llamara al servicio de urgencias no se tuvo en cuenta porque, una vez más, nadie pensó en nadie que no fuese él mismo.

Como dijo Margaret Mitchell,  investigadora científica principal de Google “el género condiciona el tipo de preguntas que formulamos”.

He investigado y recopilado algunas historias que ayudan a entender la tesis sobre la que se sustenta este artículo.

Dicen Marts, Sherry A y Sarah Keitt en Principles of Sex-based Differences in Physiology: “Históricamente se ha asumido que no había ninguna diferencia fundamental entre el cuerpo masculino y el femenino, aparte del tamaño y la función reproductiva por lo que durante años los estudios médicos se han centrado en lo masculino como “normal” y todo lo que quedaba fuera de esta norma era considerado atípico.

Pero… ¿por qué seguimos cayendo en el mismo error? Hemos normalizado tanto que este tipo de sesgos se den desde los primeros años de enseñanza de medicina, que conforme avanza el tiempo dejamos de identificar los gazapos.

Diagnósticos erróneos.

El monográfico Perspectiva de Género en medicina habla del retraso diagnóstico mayor en las mujeres que en los hombres se ha identificado en al menos 700 enfermedades, con la única excepción de la osteoporosis. A pesar de que varios estudios científicos concluyen que las mujeres que toman medicamentos cardiovasculares tienen entre 2 y 2,5 veces más probabilidades de padecer efectos secundarios y adversos que los hombres con el mismo fármaco, los profesionales sanitarios siguen utilizando las mismas dosis para ambos sexos.

¿Qué aparece en los libros de texto?

Un análisis realizado en 2008 al estudiar 16.329 imágenes de libros de texto recomendados por veinte de las universidades más prestigiosas de Europa, EEUU y Canadá, los cuerpos masculinos se usaban el triple que los femeninos para ilustrar aquellas partes del cuerpo neutras. Son infinidad los libros de texto de medicina en los que no había hasta hace muy poco información específica de cada sexo, ni siquiera en aquellas secciones sobre temas en los que hacía tiempo que ya se habían estudiado diferencias entre ambos como la depresión o los efectos del alcohol en el cuerpo.

Efectos secundarios.

En 2016, se reveló que la integración de la medicina basada en el sexo y el género en las facultades estadounidenses continuaba siendo escasa e irregular, y que estaba llena de brechas en el enfoque de los tratamientos de enfermedades y el uso de fármacos. Estas brechas son importantes porque, a diferencia de lo que hemos supuesto durante miles de años, las desemejanzas entre cuerpos y razas puede ser sustancial. Existen diferencias en todos los tejidos y sistemas de órganos del cuerpo humano, en el funcionamiento mecánico del corazón, en la capacidad pulmonar…

Sobre la menstruación:

En 1931 Earl Haas inventó los tampones. El tema de qué hacía Earl pensando en cómo solucionar este problema lo dejaremos aparte. Lo verdaderamente importante es que solo seis años más tarde, en EEUU en 1937, Leona Chalmers patentó la primera copa menstrual considerada cómoda hasta la fecha gracias a la larga investigación de materiales flexibles que aportan comodidad como fue el caucho vulcanizado y la incorporación de bordes redondeados. De su experiencia como mujer actriz y la necesidad de utilizar prensas claras los días de menstruación, Leona creó lo que llamó “Receptor Catamenial”.

Cuando se analizaron las compresas menstruales de Always en 2014, se descubrió que contenían “varios componentes químicos, como el estireno, el cloroformo y la acetona, que se han identificado como agentes cancerígenos o toxinas reproductivas y de desarrollo». Si ocurría esto con las compresas que tienen un contacto limitado con la vagina, imaginad las historias de miedo de los tampones.

Desde el museo de la Menstruación y salud de la mujer, en Maryland, aseguran que ya existían copas menstruales desde 1867 pero nunca llegaron a comercializarse debido a su gran incomodidad y los dolores que provocaban por estar hechas con aluminio y caucho. Su diseño consistía en un cinturón que se ajustaba al cuerpo, del cual colgaba una bolsita recolectora poco discreta.

A pesar de la reinvención de la copa menstrual, no llegó a ser considerada como opción por las mujeres en un momento en el que estaba casi prohibido utilizar las palabras «vagina» y «período» en la publicidad.

“I have found the answer to a problem as old as Eve” – Leona publicó su innovador producto en el periódico de su ciudad.

Uno de los hallazgos más interesantes (en mi opinión) del informe “Asthma is worse for women” es el fuerte impacto de las fluctuaciones de las hormonas femeninas en las mujeres con asma, como lo indican las variaciones de los síntomas correlacionados con el ciclo menstrual, el embarazo, la menopausia o con los anticonceptivos hormonales. Según el informe, entre el 20% y el 25% de las mujeres con asma tienen asma premenstrual, y el 68% de estas mujeres han sido hospitalizadas anteriormente. 

Encuentro esto interesante porque me hace pensar en mi parte preferida que son las declaraciones que históricamente han dado los investigadores ante el por qué no estudiar los efectos que muchos fármacos tendrán en las mujeres: “ El ciclo menstrual interferirá con los resultados”. Y, ¿sabéis qué? Que la realidad es que SÍ. Lo hará, lo hará. Así que por favor, estudienlo porque será “interferente”.

 Los profesionales médicos descartan a las mujeres que notan un patrón entre los síntomas y su ciclo menstrual. ¿Dónde he visto eso antes?¿Cómo se supone que vamos a saber qué impacto puede tener o no el control hormonal de la natalidad si estudiamos casi exclusivamente a las mujeres que lo toman y actúan como si fuera un estado de ser totalmente neutral en lugar de una intervención hormonal que puede o no interactuar con cualquier fármaco que se esté probando en ese momento?

Si no hay datos reales, no hay democracia.

-Sara Antolín

¿Quieres recibir nuestras noticias?

Suscríbete