En busca de la pirotecnia verde
19 Dic 2022 /

En busca de la pirotecnia verde

En toda celebración que se precie hay fuegos artificiales: es una tradición en la que se une ruido, humo y color que se practica para festejar el Año Nuevo Chino, el 4 de julio americano o las Fallas de Valencia, por citar algunas de las fiestas donde se utilizan. ¿Es perjudicial para el medio ambiente? Sí. ¿Se puede hacer algo al respecto? También.

En los últimos años, el rápido desarrollo y expansión de sensores de calidad del aire de bajo costo, por parte de empresas como PurpleAir, ha permitido comprender la contaminación del aire con una resolución espacio temporal mucho más alta en comparación con las redes de monitoreo tradicionales, lo que ha dado la voz de alarma.

Aunque parezca que el uso de unos fuegos artificiales, en un momento puntual, provoque un daño menor, de acuerdo a los datos recogidos por la Agencia Federal del Medio ambiente de Alemania (UBA), por ejemplo, durante la pasada noche de Año Nuevo en ese país se liberaron alrededor de unas 5.000 toneladas de partículas en el aire, lo que equivaldría a dos meses de tráfico por carretera.

Los espectáculos pirotécnicos generan tres tipos de contaminantes: el perclorato, agente oxidante que se utiliza para lanzar el cohete; los metales pesados que van en la bomba explosiva y producen la coloración del estallido; y los aerosoles sólidos, que se originan después de la explosión

Según profesionales del sector, la pirotecnia tiene un 90% de componentes inertes (papel y cartón, sobre todo) y un 10% de componentes que sí generan emisiones, pero la tendencia actual es la de apostar por la sostenibilidad y sustituir esos elementos contaminantes por otros que no sean dañinos para la salud y el medio ambiente. Esta corriente, Green pyrotechnics, pide un cambio químico real que elimine nitratos nocivos y encamine a la industria hacia una realidad “más verde”.

En cuanto a los restos del material pirotécnico, al que se suman las bengalas marítimas, la munición, los cartuchos de caza o residuos similares tienen un tratamiento de reciclaje especial: se debe contactar con el fabricante, tienda o centro especializado donde se compraron para que ellos indiquen al usuario cómo gestionar correctamente esos residuos. Es material peligroso y jamás se debe tirar a ninguno de los contenedores habituales que hay en las calles de nuestras ciudades.

La mascletà sostenible

Justo antes del estallido de la pandemia mundial de Covid, en febrero de 2020, tuvo lugar el disparo de unos fuegos artificiales que arroja un rayo de esperanza: se llevaba a cabo en la Marina de Valencia un experimento que fue calificado como “mascletà sostenible”, preparada por el maestro Ricard Caballer, que redujo hasta un 70% de los residuos utilizando el propio material pirotécnico como soporte de la pólvora.

El resultado de aquello es que tres cuartos de la mascletà desaparecieron totalmente sin dejar ni rastro en la ciudad. El 30% del material restante utilizado, y que no es posible que desaparezca sin dejar residuo, estaba formado por papel y cartón biodegradable.

El cartón que usaron para los truenos, explicaron los organizadores, se disolvía al entrar en contacto con el agua o el suelo, sin causar daños en el entorno, y no utilizaron ningún tipo de plástico ni ningún químico considerado como producto nocivo para el medio ambiente. Quizá Caballer estaba haciendo, en modo experimental, lo que será la norma para el resto de maestros pirotécnicos si se quiere salvaguardar la tradición pero también el planeta.

Otra de las opciones que ya se han probado, sobre todo en zonas cerca de bosques donde el riesgo de incendios aumenta, es el uso de drones y láseres para dibujar filigranas en el cielo nocturno. Se ha hecho en algunas ocasiones pero sigue siendo una práctica esporádica ya que utilizar drones encarece el presupuesto y no es exactamente el mismo espectáculo. También se da, sobre todo en países con alta conciencia ecológica, como Alemania, donde hay lugares acotados en los que no se puede disparar fuegos artificiales para no perturbar a los animales con el ruido.

En Valencia el debate está abierto. La UNESCO declaraba Las Fallas como patrimonio de la humanidad, con todo su ruido, toda su pólvora y toda la fuerte raigambre social de la tradición. ¿Es nocivo arrojar al medioambiente y a nuestros pulmones esos contaminantes aunque sea de manera puntual en las fiestas mayores? Según el CSIC, sí.

Según profesionales del sector, la pirotecnia tiene un 90% de componentes inertes (papel y cartón, sobre todo) y un 10% de componentes que sí generan emisiones, pero la tendencia actual es la de apostar por la sostenibilidad y sustituir esos elementos contaminantes por otros que no sean dañinos para la salud y el medio ambiente.

Teresa Moreno, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA – CSIC) explicaba en un artículo publicado en The Conversation que los fuegos artificiales son episodios puntuales pero emiten muchos contaminantes tóxicos. ¿habría que eliminarlos? ¿cuáles son nuestras opciones?

La postura más extrema, explicaba la experta, es prohibir el uso de fuegos artificiales: en Suecia, por ejemplo, donde solo se permiten los cohetes, la mascletà de las Fallas sería impensable.

Quizás un enfoque más moderado, y más apropiado para ciudades como Valencia, donde el uso de fuegos artificiales tiene un alto valor cultural, sería prevenir al público y reducir al mínimo la inhalación de ese humo. Los festivales de fuegos artificiales deberían celebrarse en zonas donde fuera poco probable que la columna de humo se extendiera sobre áreas densamente pobladas y los espectadores deberían colocarse teniendo en cuenta la dirección de viento.

Caballer dio el paso apostando por esa “vía verde” como la única para conciliar la euforia de las fiestas con una conciencia medioambiental que nos proteja a todos. Se impone un replanteamiento de ese tipo de industria, como de todas en realidad, que se adapte a las necesidades que tenemos hoy para poder seguir disfrutándola en el futuro.

 

Fotografías: Visit Valencia.

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