Teresa Moreno, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA – CSIC) explicaba en un artículo publicado en The Conversation que los fuegos artificiales son episodios puntuales pero emiten muchos contaminantes tóxicos. ¿habría que eliminarlos? ¿cuáles son nuestras opciones?
La postura más extrema, explicaba la experta, es prohibir el uso de fuegos artificiales: en Suecia, por ejemplo, donde solo se permiten los cohetes, la mascletà de las Fallas sería impensable.
Quizás un enfoque más moderado, y más apropiado para ciudades como Valencia, donde el uso de fuegos artificiales tiene un alto valor cultural, sería prevenir al público y reducir al mínimo la inhalación de ese humo. Los festivales de fuegos artificiales deberían celebrarse en zonas donde fuera poco probable que la columna de humo se extendiera sobre áreas densamente pobladas y los espectadores deberían colocarse teniendo en cuenta la dirección de viento.
Caballer dio el paso apostando por esa “vía verde” como la única para conciliar la euforia de las fiestas con una conciencia medioambiental que nos proteja a todos. Se impone un replanteamiento de ese tipo de industria, como de todas en realidad, que se adapte a las necesidades que tenemos hoy para poder seguir disfrutándola en el futuro.
Fotografías: Visit Valencia.