Genderless, diseño neutro… ¿cómo llamar al diseño sin género?
17 Jun 2021 /

Genderless, diseño neutro… ¿cómo llamar al diseño sin género?

Genderless, así es como se adjetiva en inglés a aquellas cosas neutras, universales, ni para hombres ni para mujeres, para todas las personas independientemente de su género.

Cuando empecé a pensar en cómo abordar este tema, pensaba todo el rato en una traducción automática; “diseño neutro”. Sin embargo, esta es una de esas veces en que el término en su idioma original no tiene una traducción que refleje, con exactitud, sus intenciones.

Podemos hablar de diseño neutro, pero si aceptamos que este término es la solución (en vez de “diseño genderless”), da la sensación de que estamos ante algo que ha decidido no posicionarse y, en temas de género, no posicionarse es posicionarse. Con lo que a partir de ahora me referiré a genderless como adjetivo referente a diseño sin género.

Antes de continuar diseccionando este tema, es importante que nos preguntemos ¿A qué hace referencia el género? En el contexto occidental, es la construcción social y cultural de roles que históricamente ha atribuido capacidades específicas y asignado espacios dando prioridades diferentes a cada sexo. Con lo que si lo que queremos es eliminar estos roles que nos encasillan en unas tareas y unas expectativas, hablar de diseño genderless supondría hablar de un diseño que no refuerza estos roles sino que trata de eliminarlos.

Ahora que tenemos un punto de partida, una se pregunta ¿Es el diseño genderless? ¿Lo es en algún ápice nuestro día a día? La verdad es que sería lo mínimo que poder pedirle al futuro que nos prometieron, sin embargo aquí estamos, en 2021, con una realidad un poco distinta. Y es que resulta que todo aquello que construye nuestra cotidiana rutina es entre poco neutro y nada genderless. 

¿Pero cómo no iba a ser así si nos faltan datos? Esto es lo que viene a explicar Caroline Criado en su libro “La mujer invisible”  cuando dice que la tendencia histórica ha sido considerar al varón como único referente de la raza humana generando una ausencia de datos sobre el género femenino que afecta a campos como la medicina, el diseño de servicios o la economía, que no solo discrimina a la mujer sino que llega a poner en peligro su vida.

Ignorar que existe esta diferencia de necesidades entre hombres y mujeres es lo que ha dado lugar a la brecha de datos de género, que rige (casi) todas las decisiones que afectan a la sociedad en su conjunto. Y que responde a una forma de pensar que ha existido durante milenios y que es más bien una forma de no pensar tomando como única realidad existente la masculina dando así lugar a diseños male gender.

El diseño no debería de conformarse con reflejar los avances de la sociedad, sino en ser el avance de esta. Escuchaba el otro día una entrevista en la que Debbie Millman le preguntaba a Alice Rawsthorn qué era para ella el diseño, a lo que ella responde que sin duda, un agente de cambio que pueda ayudarnos a cambiar y reinterpretar aspectos de nuestra vida social como económicos, tecnológicos, políticos, ecológicos, científicos. Y asegurarnos de que todos ellos afectan a la sociedad de forma más positiva que negativa. Si el diseño es agente del cambio ¿qué hemos estado haciendo todos estos años? 

Me gustaría ver más espacios para la lactancia materna en los edificios públicos, nuevos sistema sin género para los baños y juguetes para niños que no preserven estos roles. Calles iluminadas, casas y oficinas sin jerarquías, sistemas de transporte público que no sólo tengan en cuenta los destinos productivos, robots de realidad virtual que sean igualmente eficientes con voces graves y agudas y nuevas técnicas de mamografías un pelín menos dolorosas. 

Como dice Rawsthorn, «el diseño tiene que encontrar nuevas formas de permitir que las personas expresen una multiplicidad cada vez más fluida y matizada de identidades de género, no solo en campos fácilmente personalizables como la moda y los gráficos, sino en objetos, espacios, software, etc.» Hay algunos proyectos a la altura del desafío: las aplicaciones de aprendizaje de Toca Boca son deliberadamente neutrales en cuanto al género, al igual que los videojuegos Twine diseñados por Porpentine y Anna Anthropy. 

Con lo que ¿es posible diseñar sin género? Por supuesto que sí, si tenemos en cuenta el problema. Si por el contrario pretendemos seguir diseñando con equipos que comparten un mismo contexto demográfico y socio cultural probablemente no lleguemos muy lejos en la carrera de conseguir una sociedad más igualitaria. Como dice la arquitecta Zaida Muxi, de diferentes realidades vividas se obtienen diferentes experiencias, por lo tanto diferentes datos de partida para abordar la resolución técnica de cualquier proyecto

Retomando el ejemplo del libro de Carolin Criado, a nadie se nos hubiera ocurrido que las embarazadas pudieran necesitar un parking de aparcamiento más cercano a la puerta de entrada de la oficina si nunca hemos estado embarazadas o embarazados (aunque utilizar esta palabra en masculino tiene tela) porque nuestras vivencias conforman nuestra realidad y contemplan sus soluciones.

El diseño tiene como desafío ser genderless porque, hoy en día, existen muchas barreras que derribar, como los roles de género y muchas nuevas realidades, como la transexualidad. El diseño genderless supone construir ciudades y espacios sin género ni jerarquías, lenguajes inclusivos, y productos que tengan en cuenta las diferencias físicas y las necesidades de tantas realidades como sea posible. 

No es un camino fácil, pero es sin duda el camino hacia una sociedad más justa. Los diseñadores y diseñadoras han de ser curiosos y atrevidos para aumentar su bagaje de vivencias, leer de todo y de todas, trabajar la empatía con nuestros semejantes e insistir desde el colegio en una educación inclusiva y solidaria. Mientras recorremos este camino, no sobra seguir poniendo en valor los referentes femeninos en todos los ámbitos y por supuesto en el diseño como metodología innovadora para resolver nuestras realidades y cuya premisa siempre sean las necesidades de todos los géneros sin detrimento de ninguno.

 

Ojalá llegue el día en el que el adjetivo genderless deje de usarse por innecesario, por obvio y por redundante.

 

– Sara Antolín.

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