«La ciudad generosa»: certezas para un futuro inmediato
18 Nov 2022 /

«La ciudad generosa»: certezas para un futuro inmediato

¿Pasa con las ciudades lo mismo que con el barco de Teseo? A lo largo de los años cambian, pero, capa sobre capa: ¿son las mismas? Con esta pregunta abría la jornada el arquitecto y comunicador Pedro Torrijos.

El encuentro «La ciudad generosa» nace de una reflexión sobre cómo viviremos en el futuro. Y para ello cuenta con algunas de las mentes más privilegiadas sobre este tema en cuestiones urbanas y arquitectónicas.

Dos ponencias y un destino: el espacio colectivo

El público pudo disfrutar de una primera ponencia basada en nuevas estrategias de vida contemporánea. Lacol, como estudio, representa una corriente arquitectónica basada en el uso del cooperativismo y la participación.

Uno de los proyectos destacados de la tarde fue Laborda de Can Batlló, la última gran fábrica industrial de Barcelona, rehabilitada recientemente por el estudio cooperativista. Eliseu Arrufat —en representación de Lacol— contó cómo este proyecto se resolvió como una nueva propuesta habitacional incluyendo espacios relacionales, de cuidados, de cultivo, de reparación de vehículos diversos, gastronómicos… e incluso de circo.

Habló de las que denominan «intervenciones acupuntura» —baratas, sencillas, repletas de soluciones creativas—, como una forma de trabajar con respeto hacia infraestructuras ya existentes en cada ciudad. Intervenciones en las que la colaboración y el diseño participativo es capaz de aportar soluciones al entorno en el que se encuentran.

Como resumen, y en sus propias palabras: “la casa me la hago digna y ecológica, y lo más descentralizada posible. Y con el trabajo hago lo mismo: porque el 70% de los despachos arquitectura están basados en formas de trabajo indignas”.

En todos momentos de la vida, y con cualquier circunstancia, la ciudad debe valer y ser cómoda para sus habitantes.

A continuación fue Izaskun Chinchilla la que puso a la ciudadanía y la participación en el centro de la jornada. Con esta introducción la llamó Pedro Torrijos al escenario: “ella siempre está pensando en lo que el mundo todavía no está reparando. Ya estaba en 2022 en el año 1996”.

Con un repaso a sus últimos proyectos, apeló al público a valores fundamentales como el cuidado, el sentido de comunidad o la delicadeza.

“Las mujeres no hemos hecho poco en relación a lo que los hombres arquitectos han hecho a lo largo de la historia. Sencillamente, nos hemos dedicado a hacer otras cosas. Es en esa cultura femenina de la economía del día a día, de la economía doméstica, es donde creemos que se encuentra gran parte de la economía del futuro”. De este modo reivindicaba una mayor urbanidad basada en los espacios compartidos y generosos con la sociedad. Porque “cada vez que aparece una legislación en relación a las capacidades que tenemos como personas en el ámbito urbano, suele ser para restringir, en lugar de apoyar o ayudar”.

Izaskun Chinchilla hizo hincapié en la idea de que en todos momentos de la vida, y con todas nuestras circunstancias, la ciudad debe valer y ser cómoda para sus habitantes.

Uno de los mayores aprendizajes recaló en las ideas de que la participación ciudadana se debe ejercitar, convirtiendo a la ciudad en un espacio museístico que aporte actividad al espacio público.

Pero, ¿somos felices en nuestras ciudades…?

A continuación, Rafa Rivera (arquitecto activista en la transformación de la ciudad de Valencia desde los años 80), Sol Candela (directora de Fundación Arquia) y Nuria Matarredona (Directora General de Innovación Ecológica en la Construcción en la Generalitat Valenciana), fueron las figuras encargadas —junto a Izaskun Chinchilla y Eliseu Arrufat— de poner fin a la jornada en un formato de mesa redonda dirigida por Pedro Torrijos.

Estas fueron las ideas destacadas de la tarde:

“La ciudad no es divertida si su gente no es divertida. La ciudad no es generosa si su gente no es  generosa. Se podría ser más feliz, ya lo sé. Pero menos también”. — Rafa Rivera.

La ciudad es un altavoz de quien tiene recursos. ¿Cuánta gente vive en la ciudad a la defensiva? — Eliseu Arrufat.

El equilibrio es fundamental. No hay nada más triste que un cartel que prohiba jugar a la pelota. Gestionar no es prohibir, es compatibilizar. — Rafa Rivera.

No debemos hablar de renuncias en la ciudad, sino del efecto de nuestras acciones con respecto al resto de la sociedad. — Sol Candela.

Vivimos en ciudades mediterráneas: bien aclimatadas a nuestras geografías, que podemos caminar de norte a sur, tenemos usos diversos muy mezclados a lo largo y ancho del mapa… La ciudad generosa está en realidad a la vuelta de la esquina. — Izaskun Chinchilla.

La cuidad no deja de ser el reflejo de lo que su gente cree que puede llegar a ser. — Nuria Matarredona.

En definitiva…

Encuentros como «La ciudad generosa», con figuras de primer nivel nacional en el campo de la cultura, el urbanismo y la arquitectura, demuestran la gran apuesta que pueden hacer las instituciones por generar espacios de aprendizaje y contribuir al bienestar de la ciudadanía.

Que la ciudad generosa se convierta en la ciudad del futuro, solo el tiempo —y su gente— lo dictaminará.

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