UN EJEMPLO QUE ME ENCANTARÍA COMPARTIR
Escuché el otro día, un capítulo del podcast «Participantes para un delirio», de la artista Coco Dávez, en el que su entrevistada, Ana Enrich contaba la anécdota de que a través de la Fundación Ashoka, desarrollaron un proyecto de Change Makers con la emprendedora social Charo Batlle, quién ha puesto en marcha en España la red de aprendizaje y servicio, una metodología educativa a través de la que diseñar con niños, soluciones para los problemas que ven en su entorno y enseñarles cómo ellos pueden responsabilizarse aportando su contribución.
LA ANÉCDOTA ES LA SIGUIENTE: En el colegio del pueblo de Esplugas de Llobregat, les preguntaron a los niños y niñas sobre sus preocupaciones, una pregunta bastante seria para la inocencia que se respira en una clase de infantil.
Sin embargo, de esa reunión de pequeños sabios, salió la sólida conclusión de que los parques estaban sucios.
Todo este caso se desarrolló a través de un proceso de Deisgn Thinking mediante el que la profesora les guiaba y animaba a buscar soluciones para mejorar su parque, llegando a la conclusión de que los parques estaban sucios porque ellos no llegaban a las basuras.
INCREÍBLE que niños de cinco años asuman que son parte del problema, pero más increíble aún me parece, la capacidad como seres humanos de comprometernos con aquellas cosas de las que nos permiten ser partícipes.
Los niños y niñas prototiparon un escalón para la parte baja de las papeleras y con esta maqueta, la profesora organizó una cita para ir con sus alumnos a presentarsela a la alcaldesa de Esplugas.