El uso de la madera en la fabricación de mobiliario no iba a ser una excepción, por eso vamos a fijarnos en aquellas iniciativas que son respetuosas, aunque sean una minoría.
Capdell es una de las empresas valencianas cuya tradición está ligada históricamente a la ebanistería, protagonista de sus colecciones. La madera que emplean para dar vida a sus muebles procede siempre de bosques de tala controlada, donde se planta un árbol por cada uno que se corta. Asimismo, emplean tintes y colas al agua y la casi la totalidad de los materiales que utilizan son reciclables. Optimizan el descarte de la madera al máximo y los eventuales desperdicios que puedan derivarse de la fabricación se reutilizan para generar energía que alimenta al propio sistema de producción y a la calefacción.
La empresa valenciana Andreu World, por su parte, fue la primera del mundo en tener una oferta completa con certificación FSC®. Solo utilizan madera sostenible obtenida de bosques reforestados y la cuidan durante toda la cadena de custodia: empezando por la tala controlada, luego la llegada de los troncos al aserradero y, finalmente, los tablones que se envían a las fábricas para transformarlos en componentes. Desde el árbol hasta el producto final.
Presumen de haber industrializado la artesanía sin perder la esencia. Han pasado de la monotecnología de la madera a una politecnología sin perder sus valores originales. Comprometidos con lograr el 100% de los materiales y procesos en la economía circular para el 2025, lo consideran como algo ineludible frente a los principales problemas globales (el agotamiento de los recursos naturales, la contaminación y el cambio climático). El objetivo es el de Residuo Cero bajo la consigna de las tres R: reducir, reciclar y reutilizar.