El desarrollo del proyecto entero, desde su concepción hasta la salida al mercado, fue de dos años. Sus mayores retos fueron tres. Por un lado, unir en una sola pieza todas las funciones de roscado y filtrado del zumo para poder preparar el líquido para pulverizar. Por otro, hacer una búsqueda exhaustiva de un pulverizador estándar que cumpliese con la función y la normativa alimentaria. Y por último, poder patentar esta nueva tipología de producto y, por tanto, protegerlo.
Este diseño ha recibido prestigiosos reconocimientos como la “Selección Delta 2013” del ADI-FAD o el “Premio al Diseño y la Innovación Tecnológica” de Madrid Fusión, y ha sido expuesto en ciudades como Milán, París, Oporto, Lodz, Budapest, Liubliana, Tokio, Seúl, Nueva York, Washington D.C., Miami, Toronto, Sao Paulo, Ciudad de México,… También ha sido uno de los pocos diseños españoles seleccionados para venderse en la tienda de diseño del MoMA.