“Al principio alucinaba al ver mis diseños por la ciudad, ahora ya me he acostumbrado. El logo de Les Corts, el de la EMT, la palmera … es bonito. También es cierto que llevo mucho tiempo trabajando. He estado en el momento justo, recuerdo hablarlo con Paco Bascuñán y decir “hay que aprovecharlo”, era un momento muy interesante pero también era duro, en los 80 estábamos tragando el retraso que teníamos con respecto a Europa, de 25 años al menos, en todo”.
“No teníamos la formación necesaria, era afrontar la vida sin tener ni idea, sin acceso a referentes (por idioma, por ejemplo), teníamos lastres de partida, estaba todo por hacer pero no era tan fácil hacerlo. Era todo una hojarasca y había que descubrir por dónde iba el camino. Éramos jóvenes e intrépidos. La ignorancia te lanza (risas)”, explica.
“Yo arriesgué mucho porque dejé de hacer cosas al decidirme por el campo creativo pero no sabía bien qué: mi padre era agricultor, mi madre trabajaba en casa … yo quería hacer algo artístico pero no tenía modelos por los que guiarme. Al principio me incliné por el interiorismo, entré en la escuela donde descubrí el dibujo publicitario. Aquello era lo que, luego, sería la escuela de diseño. Todos los profesores eran de Bellas Artes, mi formación, por tanto, era muy artística y cero gráfica. Salí con muchas carencias técnicas que tuve que ir aprendiendo por mi cuenta. Cuando empiezas a trabajar ves todo lo que no sabes. El bagaje artístico, que sí lo tenía, lo valoré más tarde. Somos una generación puente entre lo analógico y lo digital, hemos vivido ambas y, eso, también enriquece. Aunque tenga sus limitaciones, hemos sido bastante privilegiados”.
“Estás siempre en manos del azar. Las circunstancias han sido favorables, hay que dar gracias a la providencia porque, es verdad que tenemos mucha trayectoria, pero nunca sabes cómo funcionará cada diseño. Es un misterio. Este mundo es muy incierto, nunca tienes la seguridad absoluta de que vaya a funcionar. El tiempo es el que juzga, por eso tienes que aprender a relativizar las cosas”, concluye el Premio Nacional de Diseño 2020.